jueves, 26 de enero de 2017

EL EFECTO  DE LA  VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN SU PRODUCTIVIDAD EN LAS EMPRESAS BANCARIAS

Foto: Alexandra / München 

En el Perú, 64 de cada 100 mujeres integran la fuerza laboral del país  y en el sector bancario ocupan el 52% del personal y a  nivel nacional, un 23.24% de trabajadoras bancarias sufre de algún tipo de violencia en sus relaciones de pareja y por parte de la clientela afectando negativamente su productividad generando presentismo, según el estudio: “Impacto de la violencia contra las mujeres en el presentismo y la productividad de una empresa bancaria y su relación con los ataques de la clientela” de Geralin Arteaga Cubas, 

Arteaga pertenece al grupo de becarios del Programa de Becas para Tesis de Grado sobre el “Impacto de la violencia contra las mujeres en las empresas”, del Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias Administrativas y Recursos Humanos de la Universidad de San Martín de Porres (USMP) y la Cooperación Alemana GIZ a través de su Programa Regional Combatir la Violencia contra las Mujeres en Latinoamérica – ComVoMujer.

La investigación realizada a 261 colaboradoras y colaboradores de una entidad bancaria ubicada en la ciudad de Lima, reveló que el 80.6% de las colaboradoras bancarias, durante el transcurso de sus vidas, han sufrido algún tipo de violencia por parte de sus parejas o ex parejas dentro de sus hogares o en sus centros de trabajo. Por otra parte, el 70.1% de los agresores indicó haber ejercido algún tipo de violencia hacia sus parejas o ex parejas, con un promedio de 9 ataques al año, así lo indica Geraldin Arteaga.

Según el reporte, los tipos de violencia más recurrentes fueron los ataques psicológicos (66.4% ataque verbal) y el acoso en el trabajo (36.4% por teléfono o correo electrónico y 28.2% en persona). Seguidos de violencia física (33.3% golpes, cachetadas y 5.6% ataques con objetos), violencia sexual (19.6%) y económica (14.8%); de las cuales el 9.7% de las colaboradoras que han sido agredidas han sufrido daños graves requiriendo atención médica o descanso para su recuperación.

Sin embargo, un punto que debe ser tratado es el presentismo y los incidentes laborales. Se calcula que el 74.3% de colaboradoras agredidas y el 62.4% de colaboradores agresores han reportado consecuencias laborales negativas teniendo de esta manera pérdidas de concentración y un bajo rendimiento (72.6%), así como dificultades y problemas con sus colegas (33.2%), dificultades con la clientela (18.2%) e incluso regaños y amonestaciones por parte de los/as jefes/as (22%).
Asimismo, el personal involucrado en situaciones de violencia contra la mujer VcM tiende a presentar más cansancio y agotamiento mientras trabajan (21.6%), mayores dificultades para concentrarse en el trabajo (19.9%) y problemas ajenos al trabajo (familia, amigos, salud) pero cumplieron con ir a trabajar normalmente (14% más).

Estas cifras detallan, además, que el 77.1% de colaboradoras ha sufrido algún tipo de ataque (gritos o insultos) por parte de la clientela debido al incumplimiento de metas y errores operativos, mientras que el 71.8% de los colaboradores sufrieron algún tipo de agresiones directa y/o indirecta.

Los daños visibles de la violencia contra la mujer (VcM)  han impactado negativamente dentro de las empresas. Por ello, las entidades bancarias deben incluir dentro de sus políticas, la promoción de medidas y acciones orientadas a la prevención y erradicación de la VcM realizando charlas preventivas, programas de capacitación y empoderamiento.

Se debe tener en cuenta el alto nivel de presentismo en las colaboradores (agredidas y agresores) de cada entidad bancaria, recomendando promover prácticas ergonómicas y de seguridad a fin de mejorar el desempeño del personal y el clima laboral. Estableciendo alianzas estratégicas con organizaciones que brinden servicios de asistencia al personal (orientación psicológica, asesoría legal y programas de ayuda).

Finalmente, se recomienda promover y apoyar el desarrollo de nuevas investigaciones que determinen la relación existente entre la VcM y los distintos tipos de violencia a los que se encuentran expuestas todas las empresas, bajo un enfoque de equidad de género. De esta manera, contribuirán con información relevante para el desarrollo de acciones de prevención de la VcM por parte de la sociedad, las empresas e incluso para el Estado.

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